Hola amigas,
¿me echabais de menos? Estoy escribiendo muy a menudo, sorry por la intensidá.
Er caso es que vengo a contaros cosas interesantes (y enfermosas) que ocurren con la altura o con el invierno paceño o con la mezcla de las dos. Han pasado dos cosas en mi vida súper interesantes y que necesitáis saber. Ahí van:
- Hace un par de semanas que tenía los sohitos un poquito mal, en especial el derecho. Yo lo achacaba, entre otras cosas, a tanta pantalla y que seguro que me había subido o disminuido la hipermetropía y estaba usando las gafas pa na, o, más bien, pa hacerme más daño a mi fabulosa y chismosa vista. Er caso es que el viernes fui a la oftalmóloga, por cierto genial, mencantó, y el resumen es que tenía un poco de infección PERO, sobre todo, lo que tengo es el invierno paceño en los sohos. Así es, este invierno sin lluvias, tan seco, y con el sol tan ardiente (claro, vivo a 4.000 metros más cerca del sol que de costumbre) me están matando mis sohos. Así que antibiotico pa la infección y gotitas casi constantes pa la sequedad. AH, y lo mejor: estoy sanísima de los sohos, cerapio de hipermetropía. No tengo na. O sea, que llevaba no sé cuánto tiempo usando las gafas pa na. Ahora me siento delante del ordenador sin mis intelectuales gafas y me siento desnuda...
- Hace también cosa de unos 10 días (pongamos ese número al azar) me empezó a molestar el dedo del medio del pie derecho. El día de la marcha del Orgullo hubo a ratos que la molestia era tremenda (spoiler: soy un poco exagerada). Er caso es que me lo revisaba, y veía que estaba rojizo ese dedito. Ya mi mente se puso a pensar: ¿cáncer? ¿necrosis? De verdá, me puse en lo peor (como siempre). Pensé cosas que no voy a decir aquí porque en petit comité vale, pero admitir que llego a pensar esas cosas aquí me da un poco de vergu. Er caso, de nuevo, es que hace como dos o tres días me empezó a molestar el mismo dedo pero del pie izquierdo (los demás deditos también molestaban un poco, pero no estaban rojos ni nada). La cosa es que el dolor, ardor, picor... de este dedo del pie izquierdo era incluso mayor que el del otro pie. Y esta madrugada, ay esta madrugada... de repente me despierto (como cada noche) y el dedo me dolía pero quería evitar mirarlo así que voy al baño, me limpio los oídos... hago cosas random. Pero me digo: vamos a verlo porque este ardor, picor y dolor es demasiado (recordemos el spoiler). Cojo la linterna del móvil, me ilumino, y me digo: UACALA... ah, no, eso lo diría mi hermana Carmen. Yo me digo: COÑO, un sabañón. Y quizás algunas diréis: ¿qué coño es un sabañón? Y aquí viene la historia importante del correo: correría el año 1997 o 1998, no recuerdo, estaba yo en 1º o 2º de ESO, y las clases de Ciencias nos la daba la señorita MariAngeles (aka la pinocha. Sorry por decir su apodo pero es que... a ver... era mala persona. Y no digo más porque si hablo de mi colegio y malas personas me llevaría tres mails). La cosa es que al menos una de las clases de ciencias era a las 8 de la mañana, porque recuerdo el cielo aún negro en invierno (yo me sentaba al lao de la ventana), y la tipa obligaba a dar la clase con la ventana abierta. O sea, PUTO FRÍO. En serio. Mucho frío. Es más, es que recuerdo llover fuera y que se mojara mi libro. Y la ventana prohibido cerrarla. Ni modo. A pesar de mis quejas. Hasta que un día estando en mi casa le digo a mi madre: mamu, tengo unas cosas en las manos y en las orejas. Y mi madre, al verlas, dijo: COÑO, sabañones. Bueno, no sé si exactamente fue así, lo que sí dijo era que eso no se veía desde la posguerra, porque me hizo gracia y me sentí vintage, como si tuviera viruela. Aquí hay que decir que mi madre era un poco pardilla pero cuando le tocaban el coñ.. cuando le tocaban a sus niñas era una leona. Bueno, qué exageración, una leoncilla, mejor dicho. No sé bien qué pasó, pero mi madre fue a hablar con la pinocha y yo dejé de pasar frío en clase :____ Y luego de esta historia, regreso al momento en el que dije esta madrugá: COÑO, un sabañón. En ese momento me tranquilicé: ni cáncer, ni necrosis. Y me dormí. Y esta mañana he llamado a un dermatólogo y he ido y... ¿cuál ha sido su diagnóstico? Sabañones. O sea, que digo yo que, si la Pedroche puede ser matrona, yo puedo ser dermatóloga :) Y, ¿a qué se deben estos sabañones en mis piesesitos? Pues al putito frío de La Paz en invierno.
Y listo, hasta aquí estas historias súper interesantes para que sepáis qué tenéis que hacer cuando vengáis a verme: unas buenas gafas de sol y unos buenos calcetines :) denadasss
Sin más, pero con menos tiempo para seguir trabajando (¡BIEN!), me despido, no sin antes recordaros que todo lo anterior puede ser por la altura y el frío paceño o también puede ser porque aquí la menda entra en breve en sus, como diría mi hermana Martuxi, 40 años (no, no cumplo 40, pero la teoría de Marta es que es el año que empiezo ahora, mi año 40).
Chauuuu